María estaba ordenando de nuevo su armario, de nuevo dormiría sola en esa enorme cama en la que ya sentía que su vida, a partir de ese momento, nunca sería la misma.
Cerró la puerta del armario y se quedó ensimismada en sus pensamientos. Al ver el rincón que formaban la pared y el armario, voló mentalmente a ese 4 de enero en el que, de repente, se dio cuenta de que sus sentimientos más íntimos se habían fusionado con su deseo. Sentía que se había fallado a ella misma, cayendo en el error de enamorarse, err
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