Tengo un amante,
es de pocas palabras,
me habla con la mirada, con las manos, con la carne,
con la respiración, no es muy de letras pero si de hechos.
Sabe que lo necesito, tenemos esa conexión,
ese idioma que solo él, y yo lo sabemos.
Tengo un amante a deshoras,
con barba tupida y manos que raspan,
cejas que aparenten estar enfadado,
ojos soñadores, brillosos, profundos.
Lo miro con pasión justo antes del orgasmo,
es tan impredecible como imperfecto,
juega conmigo como desea, no siempre inicia con besos,
…