Siempre lo he pensado así, lo digo, lo diré y lo repetiré: "El BDSM es como una heladería".
A pesar de que sabes lo que te gusta, tienes la oportunidad de probar todo lo que quieras y hasta agregarlo a tu sabor favorito.
Puedes servirte en lo más que te guste y añadirle chispas de chocolate, de colores, nueces, cacahuetes... ¡lo que quieras! ¡Y hasta puedes repetir!
El BDSM es así mismo. Sólo debes tener una idea del precio que estás dispuesto a pagar y hasta dónde puedes servirte y repetir. Lo demás, es cosa de divertirse y no perder la noción ni empalagarte.
Divertirse y disfrutar sin imponerle tu sabor a nadie...